En el límite de las provincias de
Albacete y Ciudad Real, y en medio del extenso Campo de Montiel, nos
encontramos, casi sin previo aviso con un oasis de agua y vegetación: el Parque
Natural de las Lagunas de Ruidera, en cuyo punto más alto se encuentran el
Castillo de Rochafrida y la Cueva de Montesinos.
En una superficie de 4000 hectáreas se reparten dieciséis lagunas que escalonadamente forman cascadas y torrentes que van desde los primeros manantiales que emanan en la laguna Blanca hasta llegar a las lagunas bajas y el Pantano de Peñarroya. En primavera, el exuberante colorido de una abundante y variada vegetación, recibe a un innumerable número de aves acuáticas. El agua alcanza en esta época su máximo caudal y fluye de una laguna a otra formando en algunos casos pequeñas cascadas.
En una superficie de 4000 hectáreas se reparten dieciséis lagunas que escalonadamente forman cascadas y torrentes que van desde los primeros manantiales que emanan en la laguna Blanca hasta llegar a las lagunas bajas y el Pantano de Peñarroya. En primavera, el exuberante colorido de una abundante y variada vegetación, recibe a un innumerable número de aves acuáticas. El agua alcanza en esta época su máximo caudal y fluye de una laguna a otra formando en algunos casos pequeñas cascadas.
Cómo pasa el agua de una Laguna a otra.
La cascada más pronunciada, que es donde
acaban las Lagunas, se llama el Hundimiento.
La Cueva de Montesinos es gratuita, solo
hay que llevar linterna, tener cuidado para no caerse y no deteriorar la
formación de estalactitas y estalagmitas, ya que se encuentra en proceso de
formación.
Toda el agua de las Lagunas de Ruidera
va a parar al Embalse de Peñarroya. Éste pertenece a la provincia de Ciudad
Real, se encuentra un poco retirado del conjunto de Lagunas, pero merece la
pena visitarlo. Está al lado del Castillo de Peñarroya y las vistas no dejan
indiferente a nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario